Cuando pensamos en animales que suponen un riesgo en España, podemos pensar en serpientes o arañas, pero casi nunca reparamos en el peligro que suponen unas orugas de aspecto inofensivo que vagan en procesión. Sí, hablamos de la procesionaria del pino, un insecto que resulta peligroso tanto para humano como para los animales domésticos. Como empresa de control de plagas en Valencia, queremos revelar todas las cuestiones importantes sobre estas orugas, ya que es posible ver su desfile por parques y jardines.
A finales del invierno y principios de la primavera, esta oruga comienza su descenso desde los pinos para comenzar con su procesión en tierra firme. En realidad busca un terreno blando donde poder enterrarse. Es posible verlas en cualquier inmediación y terreno donde haya un pino, incluso en áreas urbanas.
Si repasamos el ciclo vital de estos insectos, sólo suponen un riesgo cuando se encuentran en fase de oruga. Las polillas en las que se convierten en la edad adulta viven unos pocos días, su objetivo no es otro que la reproducción. Es habitual ver estas polillas en las noches de verano. Los machos se sienten atraídos por las feromonas sexuales de las hembras y tras la fecundación, cada hembra puede poner 300 huevos que adhiere a la aguja del pino.
Tendrá que pasar un mes para que en los huevos se formen pequeñas orugas. Sin embargo, las larvas pasarán durante meses por 5 etapas diferentes de crecimiento. Cada uno de esos estadios finaliza con la muda de las orugas. Es curioso que estos insectos son sociables y viven en familia, por las noches se alimentan de la aguja del pino y de día duermen en grupos. Cuando su tamaño aumenta crean un gran bolsón en el pino, donde se refugian un número importante de ellas. En esta etapa los bolsones sí serán visibles, si el número es superior a la media docena el árbol podría tener problemas para sobrevivir.
Desde Ecoambiente Sanidad Ambiental queremos destacar que las orugas abandonan el bolsón por la noche para alimentarse, de este modo evitan los ataques de depredadores. Dejan un rastro tras de sí, para saber volver al bolsón con los primeros rayos de sol. La procesionaria del pino es peligrosa durante la peregrinación, si se sienten amenazadas lanzan sus púas que son venenosas.